Mi vida era muy normal, trabajo y descanso. No me gustaba mucho, pero a cada uno le toca una vida distinta y yo he tenido esa mala suerte. Una noche me escapé del hormiguero a ver que se encontraba fuera. Había muchas plantas y animales. Al andar me encontré con una libélula enorme, me asusté, pero comprendí que era muy simpática y agradable.
-Hola, me llamo Raquel, ¿Qué haces por aquí a estas horas? Es peligroso.
-Bueno...
No pude acabar de contestar, la tierra empezó a temblar, como si algún gran animal se acercara a nosotras.
-¡Corre !- me dijo Raquel
Yo no comprendía que pasaba, pero empecé a correr, todo estaba muy oscuro, no veía nada y tropecé, empecé a dar vueltas y vueltas, hasta que me caí en una especie de cueva preciosa.
Mire a los lados a ver como era y era bastante bonita, tenía un lago en medio, y las rocas que estaban alrededor eran deslumbrantes. Si te acercabas al lago y asomabas la cabeza mirando hacia arriba, se veía la luna. No la había visto nunca, pero me habían hablado de ella, solo se que sale de noche, brilla y es hermosa. No podía dejar de verla, la suave luz de la luna alumbraba la cueva. Vi un palo apoyado en la pared de la roca, lo cogí, lo acerqué al lago, me puse tumbado y remé hasta llegar al medio, no era muy grande pero cabía, también era finito por lo que podía moverlo sin problema. Me llevé mucho tiempo mirando a la luna hasta que escuché como alguien bajaba hasta la cueva, del susto me caí al agua, no sabía nadar me estaba ahogando, vi como una hormiga se tiraba al agua para salvarme, pero fue lo último que vi, una silueta bastante bella, ¿No dicen que cuando mueres, antes ves a la persona más importante en tu vida?
1 comentario:
Ok Ángela, muchas gracias.
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